domingo, 17 de agosto de 2008

El Jarrazo

Cuando escuchamos el nombre de María Música Sepúlveda, inmediatamente recordamos el acto que llevo a cabo hace algunos días. Es que ser la protagonista de lanzar un jarro de agua a una Ministra de Estado, no es un hecho fácil de olvidar, sobretodo cuando esta noticia ha acaparado todos los medios de comunicación. Si bien, hoy nuestra sociedad nos permite expresarnos ante una situación que nos parece justa, creo que siempre es necesario mantener ciertos límites, ya que no debemos olvidar que nuestra libertad termina cuando comienza la del otro, palabras que al parecer eran desconocidas para la joven estudiante. Pienso que es totalmente válido dar a conocer los distintos puntos de vista, porque cada persona es dueña de su propia verdad, el problema se suscita cuando la forma utilizada no es la correcta y un claro ejemplo es este.

Creo que el mantener una jerarquización, permite otorgar orden a un país, es que se imaginan si cada persona hiciera y desasiera a su antojo, los intereses personales, siempre superarían el bien común de cada nación. Por lo mismo, independientemente de que se compartan o no los pensamientos de quienes están a cargo de conducir el país, no puedo tomar la justicia en mis manos, ya que al cometer esta falta, estoy vulnerando todos los cánones del respeto.

Por lo general estamos acostumbrados a hacer valer nuestros derechos, pero ¿qué pasa con nuestros deberes?, el vivir en democracia no nos permite excedernos, ni mucho menos nos da la posibilidad de justificar actos de violencia. En definitiva nosotros como jóvenes y futuros profesionales, debemos fomentar mayores instancias de diálogo entre las personas, haciéndonos escuchar a través de argumentos sólidos y no por actos deplorables, que sólo logran encasillar a nuestra generación como jóvenes irreverentes e incapaces de dar un óptimo futuro a Chile.

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